La segunda edición de la Marcha de las Mujeres Indígenas (MMI) se llevó a cabo en Brasilia, capital de Brasil, entre el 7 y el 11 de septiembre de 2021. Organizada por la Articulación Nacional de Mujeres Guerreras de la Ancestralidad (ANMIGA), con el apoyo de la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), la Marcha reunió a más de 5.000 mujeres indígenas en representación de más de 170 pueblos de todas las regiones de Brasil, y contó con la participación de representantes de otros países latinoamericanos, en un programa guiado por el tema Mujeres Originárias: reforestando mentes para la cura de la Tierra.
Contexto político
La agenda de la Marcha fue fuertemente impactada por el juicio del Tribunal Supremo (STF) sobre el “marco temporal”, una agenda defendida por la agroindustria que propone que los pueblos indígenas solo pueden reclamar territorios que fueron ocupados por ellos en el 5 de octubre de 1988, fecha de entrada en vigor de la Constitución Federal Brasileña. La tesis del marco temporal es considerada inconstitucional por las organizaciones indígenas y la sociedad civil, ya que desconoce la ocupación del territorio por parte de los pueblos indígenas incluso antes de la creación del Estado brasileño, además de desconocer factores como la violencia y la expulsión que, en algunos casos, hicieron imposibilidad de la ocupación territorial efectiva en la fecha de promulgación de la Constitución.
Asociado a otras propuestas legislativas que actualmente se encuentran en trámite en el Congreso Nacional (principalmente el Proyecto de Ley 490/2007), la tesis del marco temporal representa una fuerte amenaza para el ya debilitado proceso de demarcación de tierras indígenas en Brasil. En consecuencia, también es una amenaza para los derechos colectivos de los pueblos indígenas, incluida su autonomía y formas de vida tradicionales, por ello el marco es considerado por las organizaciones indígenas como una amenaza de genocidio de sus pueblos.
En este contexto, la II MMI formó parte de la agenda de la movilización Primavera Indígena, declarada luego del Campamento Lucha por la Vida, que ocupó el Teatro Nacional y los jardines de la Funarte (Fundación Nacional das Artes), en Brasilia, durante más de tres semanas, con énfasis en la manifestación del 24 de agosto, en la que más de 6 mil indígenas caminaron a la Praça dos Três Poderes, en defensa de la democracia, contra la agenda racista y antiindígena en curso en el Gobierno Federal y el Congreso Nacional, y para seguir la sentencia del Tribunal Supremo sobre la tesis del marco temporal. La protesta fue considerada la mayor movilización indígena en Brasil desde la redemocratización del país en 1988.
Además de las agendas legislativa y judicial, la agenda de la II MMI también se vio afectada por manifestaciones de grupos extremistas de la base de apoyo del presidente Jair Bolsonaro, quienes invadieron la Esplanada dos Ministérios en ocasión del feriado nacional de la Independencia de Brasil (7 de septiembre), con agendas contrarias a las instituciones democráticas, con el STF como principal objetivo.
Programa de la Marcha de las Mujeres Indígenas
El programa oficial de la Marcha comenzó el martes 7 de septiembre, cuando mujeres indígenas de todas las regiones del país llegaron a Brasilia y se unieron a las que ya estaban en la capital en ocasión de la movilización. A lo largo del día, hubo varias actividades de recepción cultural: los rituales, cantos y bailes de cada una de las presentes, constantes en todos los días de la Marcha, con el sonido de las maracás resonando en todo el campamento cada vez que se anunciaba un discurso o decisión importante.
El miércoles 8 de septiembre se abrió la agenda con una intervención en memoria de las jóvenes Raissa Guarani Kaiowá (11 años) y Daiane Kaingang (14 años), quienes fueron brutalmente violadas y asesinadas en agosto. Luego de la ceremonia, hubo un diálogo entre las mujeres biomas (lideresas representantes de organizaciones indígenas) sobre el acceso a derechos, enfocándose en temas relacionados con la violencia, los derechos sociales y los derechos humanos. El panel incluyó a lideresas como Sônia Guajajara, Célia Xakriabá, Kari Guajajara y Cristiane Pankararu, además de diputadas aliadas al movimiento, como Joenia Wapichana, la primera y única diputada federal indígena en Brasil.
También intervinieron representantes de instituciones aliadas en la defensa de los derechos indígenas, como el Ministerio Público Federal (MPF) y el Colegio de Abogados de Brasil (OAB). Sus discursos fueron precisos sobre la urgencia del momento en relación a las actuales amenazas institucionales, destacando el protagonismo y la fuerza de las mujeres indígenas en la lucha por la protección de sus territorios y pueblos. Durante la tarde, el campamento se concentró en la carpa principal para seguir el juicio del STF sobre la tesis del marco temporal.
La agenda del jueves 9 de septiembre tenia planificada la marcha de las mujeres hacia el STF. Sin embargo, hecho que todavía había una gran concentración de grupos extremistas en la Praça dos Três Poderes (el destino final previsto en la ruta original de la Marcha, ANMIGA, las organizaciones regionales de base de APIB y el equipo de seguridad decidieron posponer la marcha para el día siguiente. El anuncio fue realizado por ANMIGA, que también comunicó el cambio de la ruta inicialmente prevista. El objetivo era evitar el encuentro con grupos de apoyo al gobierno de Bolsonaro y a la agroindustria y, así, garantizar la seguridad de las mujeres, ancianas, jóvenes y niñas presentes.
Durante la tarde, hubo una mesa dedicada a la expresión de las mujeres indígenas internacionales presentes en el evento. Si bien la Marcha tiene un foco en la agenda brasileña, desde su primera edición, en 2019, hay una gran apertura en relación a la participación de mujeres indígenas de otros países. Como se reiteró en varias ocasiones a lo largo del programa, las fronteras nacionales fueron establecidas por colonizadores que ni entendieron ni consideraron a los pueblos, comunidades, ríos y bosques existentes en la región. La lucha de los pueblos indígenas es la misma, y la unión de las mujeres indígenas es aún más necesaria para fortalecer las alianzas regionales y enfrentar los desafíos que les son comunes, independientemente de la nacionalidad.
La mesa reunió a representantes de organizaciones indígenas nacionales de sus respectivos países, quienes compartieron los desafíos que enfrentan en sus territorios, el impacto de la pandemia COVID-19 en sus comunidades y la doble discriminación que enfrentan por ser mujeres e indígenas. Ttambién comúnmente citada fue la importancia de la unidad entre estas mujeres, la protección de los bosques, ríos y territorios, incluyendo sus cuerpos.
En esta mesa estuvieron presentes Nemo Andy (Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana – CONFENIAE, Ecuador) y Violeta Irey (Federación Nacional de Madre de Dios y Río Afluentes – FENAMAD, Perú), cuya participación contó con el apoyo de Hivos; además de Nina Gualingua (Organización de Mujeres Amazonas, Ecuador); Lineth Calapucha (Pueblo Kichwa de Pastaza, Ecuador); Cándida Dereck (Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques – AMPB, Honduras); Amalia Hernandez (Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques – AMPB, Honduras); Bernice Serataya (Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia – Oriente, Chaco y Amazonia – CIDOB, Bolivia), cuya participación contó con el apoyo de organismos internacionales como Amazon Watch, Global Alliance y TICCA Consortium (Territorios de Comunidades Indígenas y Tradicionales Conservadas).
Las participantes de marzo se reunieron en la carpa principal para ver la transmisión de la sentencia del STF en el marco de tiempo. Durante la tarde, los presentes hicieron fiesta y levantaron mucho polvo a la hora de leer el voto del ministro Edson Fachin, relator del proceso en el STF, en una decisión contraria al establecimiento del plazo. Fachin fue el primero de los 11 ministros en pronunciar su voto, reafirmando el carácter original de los derechos constitucionales indígenas. La noche del jueves culminó en un ambiente de celebración con el desfile Decolonizadora Moda, en el que se discutieron los patrones de la moda occidental y la sexualización de los cuerpos indígenas, además de debatir la relación de las pinturas de los pueblos indígenas con la naturaleza y lo sagrado.
Finalmente, el último día de actividades (10 de septiembre) inició con una concentración para la Marcha de Mujeres Indígenas, con más de 5.000 mujeres organizadas en delegaciones de sus pueblos y biomas. ocupando las calles de Brasilia con sus cantos, maracas y gritos de orden por la demarcación de sus territorios, contra la tesis del marco temporal, y contra el gobierno de Jair Bolsonaro, por la defensa de los derechos humanos y colectivos de los pueblos indígenas. La marcha recorrió las calles de Brasilia con dos paradas estratégicas, la primera de las cuales fue frente a la Fundación Nacional Indígena (Funai), donde se protestaron contra la ineficiencia de la agencia en el cumplimiento de su rol institucional. La segunda parada fue en el monumento en honor a Galdino Pataxó, un indígena quemado vivo en ese mismo lugar en 1997.
El acto culminó con la ceremonia Reflorestar Mentes-niñas, en la que biomas de mujeres, jóvenes, adultas y ancianas- intercambiaron plantones de árboles, asumiendo el compromiso de luchar por la defensa de la tierra y el agua. La ceremonia representó el lanzamiento oficial de la Plataforma ReflorestarMentes, que tiene como objetivo mapear y registrar a los grupos movilizadores a nivel regional, nacional e internacional que promueven acciones de transformación social y ambiental como alternativas para enfrentar la crisis climática.
En la ocasión,el Manifiesto de las primeras mujeres brasileñas- Las de la tierra: la madre de Brasil es indígena también se publicó, que recupera la historia desde la creación de la Marcha, el papel central de las mujeres indígenas en la lucha por su derechos y tiene el objetivo de fortalecer su articulación como una forma de fortalecer también sus capacidades organizativas. Así, el manifiesto también dice:
Somos muchos, somos múltiples, somos miles, cacicas, parteras, curanderos, chamanes, agricultores, maestros, abogados, enfermeras y médicos en las múltiples ciencias del Territorio y la universidad. Somos antropólogos, diputados y psicólogos. Somos muchos moviéndonos desde la tierra de la aldea a la tierra del mundo. Mujeres de la tierra, mujeres del agua, mujeres de los biomas, mujeres de la espiritualidad, mujeres de los árboles, mujeres de la raíz, mujeres de la semilla y no solo mujeres, guerreras de ascendencia.
Apoyo de Hivos a la Marcha de las Mujeres Indígenas
Hivos, en el contexto de su eje estratégico de Justicia Climática y a través de los programas Todos os Olhos na Amazônia (TOA), Ruta de Salud Indígena Amazónica (AIR) y Voces de Acción Climática (VAC), apoyó la realización de la II Marcha de Mujeres Indígenas con recursos destinados a la estructura física, insumos, logística, cobertura audiovisual y participación de líderes indígenas en América Latina, para fortalecer la agenda institucional del movimiento indígena en la lucha por sus derechos, y también ampliar internacionalmente las redes de organizaciones indígenas y aliadas de la sociedad civil, promoviendo el intercambio de experiencias y aprendizajes colectivos, con el objetivo de fortalecer las estrategias de defensa y derechos territoriales.
Conozca más sobre la II Marcha de Mujeres Indígenas: